Estrategia Nacional de Drogas 2026-2030. Consulta Pública
Junta Nacional de Drogas
En evaluación
SEPTIEMBRE 2025
PROPUESTA DEL GRUPO LATEROFILIA
Agregamos aquí nuestra fundamentación para una Educación Integral en Drogas y Adicciones (EIDA) en las instituciones educativas, en varios niveles, según una perspectiva que denominamos 3 Ecologías.
Esta se basa, en parte, en el camino de la Educación Integral Sexual (ESI): en su implementación, en las resistencias previas que tuvo y en cómo resultaron retrospectivamente infundadas ante los buenos resultados alcanzados tras su aplicación. En Argentina, los embarazos adolescentes disminuyeron en un 50% en el transcurso de 12 años; el 80% de los niños, niñas y adolescentes que denunciaron abusos lo hicieron después de tener una clase de ESI en la escuela; y la UNESCO relevó estudios que concluyen que la ESI no lleva al aumento de la actividad sexual, de las conductas sexuales de riesgo ni de las tasas de infección por VIH o infecciones de transmisión sexual
(ITS), sino que, por el contrario, permite desarrollar actitudes positivas hacia la salud sexual y reproductiva y la equidad de género, así como generar mayor autoeficacia para manejar situaciones de riesgo.
Además, en nuestro planteo consideramos que la educación no se trata tan solo de una respuesta preventiva, sino, más bien, de una estrategia de acción indispensable si se pretende transformar el medio social en el que, por llegar siempre tarde a estos asuntos, tan solo parece posible o bien reprimir o bien aplicar paños paliativos.
Por eso, y para que así sea, la EIDA que proponemos está ligada a una perspectiva de lo que llamamos 3 Ecologías: el cuidado de sí, el cuidado de otros y el cuidado del mundo. Consideramos y defendemos que educar en drogas y adicciones es también educar en salud física y mental, así como en otras prácticas relevantes de cuidado (lúdicas, creativas, ecológicas, etc.) que tejen nuestro habitar comunitario.
No creemos que sea casual que Uruguay lidere los rankings de suicidios en Latinoamérica, ocupe el primer lugar en consumo de cocaína, presente un alto consumo de pasta base en relación con su población total y encabece en la región el consumo decannabis, éxtasis y opiáceos. Tampoco que lidere la fracción total atribuible de muertes por frío (9,64%) por encima de Argentina (8,95%) y de Chile (7,60%), ni que el número de personas en situación de calle no pare de crecer: en 2011 fueron 353; en 2016, 556; en 2019, 1.043; en 2023, 1.375. De 739 personas en 2006 se pasó a 5.015 en 2023, si se considera tanto a quienes viven en la calle como a quienes permanecen en refugios. En Uruguay, la “Suiza de América”, parece que la vida se resiste a vivir.
Por lo anteriormente resumido, defendemos que, así como en su momento los buenos
resultados de las ESI surgieron al aceptar que somos seres sexuales en lugar de simplemente esconderlo, hoy es hora de educar teórica y prácticamente en nuestra neurobiología y en sus mecanismos de aprendizaje de hábitos basados en la recompensa neuroquímica. Es necesario educar, de forma integral, en drogas y conductas adictivas
y en su particular encastre con la sociedad contemporánea de consumo compulsivo.
Vale agregar que esta situación cambia su forma situada, pero no deja de ser transversal a la sociedad: va desde el uso compulsivo de pantallas hasta la destrucción masiva asociada a drogas como la pasta base.
Para que la transformación asociada a esta educación sea posible, es necesario combinar diversos saberes y dispositivos: la ESI, la EIDA, la ecología, la ludopedagogía, la filosofía y la psicología, la recreación y la educación física, entre otros, acoplados a diversas herramientas existentes —tales como los dispositivos de LOE, Ciudadela, Enlace Educativo y Ceibal—, focalizados por barrios o zonas, atendiendo, estudiando y dejando un registro de recursos en torno tanto a los problemas transversales como a los situados.
Para nuestro grupo, este parece un camino necesario si se quiere afectar una de las hebras profundas que configuran nuestra dinámica social actual en torno a las drogas, las adicciones y el consumo en general. Es necesario forjar una red comunitaria que enseñe y aprenda de su entorno habitacional. Dado que la lejanía real con las drogas y las adicciones es imposible en una sociedad con un mercado como el que nos toca, solo nos queda transformar las formas de cercanía. Y eso solo se logra educando.
(ITS), sino que, por el contrario, permite desarrollar actitudes positivas hacia la salud sexual y reproductiva y la equidad de género, así como generar mayor autoeficacia para manejar situaciones de riesgo.
Además, en nuestro planteo consideramos que la educación no se trata tan solo de una respuesta preventiva, sino, más bien, de una estrategia de acción indispensable si se pretende transformar el medio social en el que, por llegar siempre tarde a estos asuntos, tan solo parece posible o bien reprimir o bien aplicar paños paliativos.
Por eso, y para que así sea, la EIDA que proponemos está ligada a una perspectiva de lo que llamamos 3 Ecologías: el cuidado de sí, el cuidado de otros y el cuidado del mundo. Consideramos y defendemos que educar en drogas y adicciones es también educar en salud física y mental, así como en otras prácticas relevantes de cuidado (lúdicas, creativas, ecológicas, etc.) que tejen nuestro habitar comunitario.
No creemos que sea casual que Uruguay lidere los rankings de suicidios en Latinoamérica, ocupe el primer lugar en consumo de cocaína, presente un alto consumo de pasta base en relación con su población total y encabece en la región el consumo decannabis, éxtasis y opiáceos. Tampoco que lidere la fracción total atribuible de muertes por frío (9,64%) por encima de Argentina (8,95%) y de Chile (7,60%), ni que el número de personas en situación de calle no pare de crecer: en 2011 fueron 353; en 2016, 556; en 2019, 1.043; en 2023, 1.375. De 739 personas en 2006 se pasó a 5.015 en 2023, si se considera tanto a quienes viven en la calle como a quienes permanecen en refugios. En Uruguay, la “Suiza de América”, parece que la vida se resiste a vivir.
Por lo anteriormente resumido, defendemos que, así como en su momento los buenos
resultados de las ESI surgieron al aceptar que somos seres sexuales en lugar de simplemente esconderlo, hoy es hora de educar teórica y prácticamente en nuestra neurobiología y en sus mecanismos de aprendizaje de hábitos basados en la recompensa neuroquímica. Es necesario educar, de forma integral, en drogas y conductas adictivas
y en su particular encastre con la sociedad contemporánea de consumo compulsivo.
Vale agregar que esta situación cambia su forma situada, pero no deja de ser transversal a la sociedad: va desde el uso compulsivo de pantallas hasta la destrucción masiva asociada a drogas como la pasta base.
Para que la transformación asociada a esta educación sea posible, es necesario combinar diversos saberes y dispositivos: la ESI, la EIDA, la ecología, la ludopedagogía, la filosofía y la psicología, la recreación y la educación física, entre otros, acoplados a diversas herramientas existentes —tales como los dispositivos de LOE, Ciudadela, Enlace Educativo y Ceibal—, focalizados por barrios o zonas, atendiendo, estudiando y dejando un registro de recursos en torno tanto a los problemas transversales como a los situados.
Para nuestro grupo, este parece un camino necesario si se quiere afectar una de las hebras profundas que configuran nuestra dinámica social actual en torno a las drogas, las adicciones y el consumo en general. Es necesario forjar una red comunitaria que enseñe y aprenda de su entorno habitacional. Dado que la lejanía real con las drogas y las adicciones es imposible en una sociedad con un mercado como el que nos toca, solo nos queda transformar las formas de cercanía. Y eso solo se logra educando.
A continuación, el documento con la fundamentación completa de la EIDA en perspectiva de 3 Ecologías y registros asociados de su implementación en ciertos centros educativos.
Se está evaluando esta propuesta
Estimado Pablo,
Muchas gracias por tu propuesta. La enviaremos a evaluación y te responderemos.
Saludos cordiales.
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